Este es un lindo cuento que me encontré en un blog
Con sus ocho años recién cumplidos Nicolás se caía una vez cada día. Ni una más ni una menos. Todas las mañanas, antes de ir al colegio, acababa con su cuerpo por el suelo.
Por eso, Nicolás, siempre tenía el cuerpo lleno de tiritas y moratones.
Sus padres se preocupaban. Habían recurrido a los mejores especialistas: neurólogos que calibraron su cerebro, traumatólogos que comprobaron la solidez de sus rodillas, otorrinos para valorar su equilibrio… Y ninguno de ellos encontraba la solución.
Buscaban mal. La solución no estaba en su cuerpo. Estaba en su colegio. Y es que, cada vez que llegaba a su clase con una nueva herida y la guapísima profesora, Julia, lo veía, se repetía el mismo ritual.
-¿Ya te has vuelto a caer Nicolás?
- Si seño, al bajar las escaleras
- Ven anda, que te de un beso que lo cura todo.
Y Nicolás sonreía.
http://borronycuentonuevo.blogspot.com/
lunes, 22 de octubre de 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario